En febrero, marzo, mayo, junio y noviembre fuegos de avivamiento ardieron brillantes mientras  ministrábamos en la cuenca amazónica de Colombia, Perú y Brasil.

Para la gente de Las Amazonas, toda la vida gira en torno a el más grande de los ríos naturales. Es su sistema de transporte, zona de juegos, y un supermercado. Durante el avivamiento, el Espíritu Santo fue derramado y la gente bebía del río de vida que habló Jesús en Juan 7:37. Algunos servicios se prolongaron hasta el amanecer del día siguiente. Las personas de diferentes tribus y de todas las edades fueron salvos, sanados, y llenos del Espíritu Santo.

Nunca olvidaré la señora moribunda que fue traída tres semanas en barco hasta el hospital de Leticia. Los médicos no pudieron salvarla. Una enfermera le trajo al avivamiento y Jesús la sanó! Tales milagros sorprendentes eran comunes mientras Jesús fue levantado en alto y la gloria de Dios fue manifiesta. Esperamos ansiosamente lo que el Señor va a hacer allí en 2014.